LA FUNCIÓN DE RELACIÓN
Los
humanos vivimos en un medio del que dependemos por lo que somas capaces de
captar información del mismo y podemos responder en consecuencia; esta
capacidad de obtener información y elaborar una respuesta se conoce como función de relación.
Para
llevar a cabo esta función se necesitan receptores que capten los estímulos y
la información, estas son células especializadas capaces de percibir (los sentidos) los diferentes estímulos
y transformarlos en señales físicas o químicas susceptibles de ser conducidos
hacia centros coordinadores (sistema
nervioso). La respuesta es enviada a los efectores, que son los encargados
de ejecutar dicha respuesta, que puede consistir en un movimiento (aparato locomotor) o una secreción (sistema glandular exocrino y endocrino).
LOS ÓRGANOS DE LOS SENTIDOS
Los receptores se
clasifican en función de la naturaleza de los estímulos que son capaces de
percibir. Hay unos que detectan presión (tacto), sonido (oído) y cambios en la
temperatura, otros detectan sustancias disueltas (gusto), gases (olfato) u
ondas de luz (vista).
Los
sentidos se han dividido en dos grupos: los especiales (que han formado órganos
especializados, por ejemplo vista y gusto)) y los somáticos (distribuidos por
todo el cuerpo, por ejemplo los sensibles a la presión sanguínea o niveles de
glucosa).
1. EL SENTIDO DE LA VISTA
El ojo es el órgano
que detecta la luz transformando la energía lumínica en señales eléctricas que
son enviadas al cerebro a través del nervio óptico.
La
luz entra en el ojo a través de la córnea,
que es la capa trasparente externa del ojo. La cantidad de luz que entra se
regula por la pupila, un diafragma
que se abre (cuando hay poca luz) o cierra (cuando la luz es intensa)
controlado por el iris. La luz
atraviesa a continuación el humor acuoso
llegando el cristalino, la lente que
permite enfocar adecuadamente la imagen en la retina. La luz continúa
atravesando el globo ocular, ocupada
por el humor vítreo, alcanzando la retina.
La zona fotosensible, la retina, se encuentra en el fondo del ojo, donde se transforma los impulsos luminosos en impulsos nerviosos que viajan por el nervio óptico hasta la zona del cerebro encarga de interpretar las imágenes. Existen dos tipos de fotorreceptores en la retina: los bastones células muy sensibles a pequeñas cantidades de luz, y los conos, sensibles a los colores.
La
imagen que se forma en la retina aparece invertida; sin embargo, el cerebro
interpreta la posición real. Los humanos tenemos dos ojos dispuestos en el
mismo plano, lo que nos permite tener dos vistas diferentes de los objetos, lo
que hace que el cerebro recibe dos informaciones que integra como una sola, lo
que hace que la visión sea estereoscópica
y nos permita percibir las imágenes en tres dimensiones, apreciando el
relieve y permitiendo calcular la distancia a los objetos.
2. EL
SENTIDO DEL OÍDO
Las ondas sonoras son oscilaciones de la presión del aire que son detectadas y convertidas en ondas mecánicas por el oído y posteriormente transmitidas como un impulso nervioso al cerebro e interpretados como sonidos.
El
oído humano se organiza en tres partes: externo, medio e interno. El oído externo consta de la oreja o pabellón auditivo y del conducto auditivo externo; su función
es captar y canalizar los sonidos hacia el oído
medio. Las vibraciones se originan en el tímpano y se transmiten a lo largo de la cadena de huesecillos (martillo, yunque, lenticular y estribo)
hasta el oído interno. El oído medio se comunica con la faringe a través de la
trompa de Eustaquio.
En
el oído interno se encuentra la cóclea o caracol, que transforman el
movimiento mecánico en impulso nervioso, que sale hacia el cerebro mediante el nervio cloquear. También en el oído
interno se sitúa el laberinto, que
contienen los tres canales
semicirculares orientados en las tres direcciones del espacio. En esta zona
se encuentra los receptores necesarios para conocer la posición de la cabeza y
por lo tanto mantener el equilibrio.
3. EL
SENTIDO DEL GUSTO
El
gusto es el sentido que nos permite identificar los sabores de los alimentos.
El órgano involucrado es la lengua, que se encuentra recubierta de las papilas gustativas, que contienen
receptores sensoriales para el sabor: los
botones gustativos. Es aquí donde las sensaciones gustativas se transformas
en impulsos nervioso que a través nervio
gustativo que conducen las sensaciones al cerebro donde se interpreta. Los
cuatro sabores básicos son: dulce, salado, ácido y amargo; cada uno de ellos se
localiza en zonas específicas de la lengua.
4. EL SENTIDO DEL OLFATO
Los
receptores olfativos se encuentran en el interior de las fosas nasales,
especialmente en la zona llamada pituitaria
amarilla; las terminaciones nerviosas conducen las sensaciones olfativas al
cerebro. Las células olfatorias cuentan con las vellosidades olfatorias que se encuentran expuestas al aire que
penetra en la cavidad nasal y son las que reciben las sensaciones y las transformas
en impulsos nerviosos.
5. RECEPTORES
CUTÁNEOS O TÁCTILES
Se
encuentran en la piel, tanto en la dermis como en la epidermis. El tacto nos
permite conocer la textura de los objetos y si están fríos o calientes; también
nos permiten saber si se ejerce mucha o poca presión o si producen dolor.
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