En los últimos años hemos vivido en nuestro país un desarrollo espectacular del deporte.
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Hemos pasado de la idea de que el deporte es algo que sólo pueden practicar los más dotados físicamente al deporte como un derecho de todos y al cual podemos acceder con sólo desearlo siempre y cuando dispongamos en nuestro entorno de los medios físicos y materiales para poder practicarlo.
Debido a esto, los entes públicos han
avanzado mucho en dotar de instalaciones y programas deportivos a los
municipios. Sin embargo, en esa evolución se ha cometido un grave error:
prácticamente todas las estructuras que se han creado se han hecho pensando
exclusivamente en el deporte de competición (fútbol, pádel, baloncesto…).
Uno de los objetivos de los juegos y deportes alternativos es presentar actividades que no necesitan instalaciones específicas para su práctica, pudiendo utilizarse parques, plazas o cualquier otro lugar de uso público.
Además de esto, se buscan otros objetivos, como que puedan ser practicados por personas de diferentes edades, que se puedan practicar en familia, que se puedan practicar en cualquier momento, etc.
Teniendo esto en cuenta, los juegos y deportes alternativos introducen nuevos
hábitos deportivos dando más énfasis a los aspectos recreativos de relación,
cooperación y comunicación entre las personas que a los aspectos relacionados
con la competición.
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